Las personas tóxicas conviven en nuestro entorno, están más cerca de nosotros/as de lo que pensamos. Una persona conflictiva es tóxica; una persona que se negativa es tóxica... lo que les hace tóxicos es el hecho de estar siempre quejándose por todo, lamentándose por todo o bien buscando el conflicto o el enfrentamiento.
A veces, es difícil detectar a una persona tóxica: es importante darse cuenta de cómo habla de los demás o de cómo se comporta con ellos. Debemos pensar que de la misma forma que se comporte con los demás, se comportará con nosotros/as: ¿Qué diferencia hay entre ellos o nosotros para esa persona tóxica? Realmente, ninguna. Podemos caerle mejor o peor, pero a la larga, esta toxicidad nos alcanzará y seremos víctimas de ella.
No solamente tenemos que detectar a las personas tóxicas, sino también procurar no serlo nosotros/as: tenemos que pensar que pensar en negativo nos debilita más de lo que podemos percibir. La negatividad envía al cerebro el mensaje de incapacidad, causa por la cual nos enfrentamos a problemas en vez de a posibles soluciones, ya que cuando tenemos un reto ante nosotros/as, debemos enfocar nuestra energía en superarlo.
En resumen: la toxicidad es de lo que tenemos que alejarnos para que nuestra vida pueda llegar a ser plena.
